El día de Muertos es en particular una festividad muy importante para mi ya que significa muchas cosas: ese acercamiento con lo único que tenemos seguro en esta vida (paradójico), la particularidad con la que se celebra en México (que según he platicado con gente del extranjero es muy peculiar en muchos sentidos), el sincretismo, las formas, las figuras antropocéntricas que van adquiriendo diferentes modalidades, el deseo de morir en vida y ver nuestro entorno desde el más allá, el viejo dicho de "el muerto al pozo y el vivo al gozo", el respeto, la sinceridad de la celebración, la lucha y la revolución presentes, la música, el copal, las flores y las voces que se levantan para hablar con los ausente.
Aquí algunas fotos que tomé en mi caminar por las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México el pasado 2 de Noviembre, "Día de Muertos".

Estas imágenes son de la ofrenda que se encontraba montada por adherentes de la Otra Campaña en el Hemiciclo a Juárez. En particular, dicha ofrenda estaba dedicada a los caídos y los presos políticos y de conciencia.La personificación de los "muertos vivos" es, en México, muy particular ya que adquieren la misma personalidad que tuvieran en vida pero son incluso más vivos...más libres.
La Catrina. Un personaje muy representativo de la muerte misma. En su tiempo una crítica a la sociedad mexicana en tiempos del Porfiriato. Adquiere diversas modalidades, formalidades y finalidades...En palabras de Ivan H., de quien agradezco su colaboración y esos viernes de pláticas: "es alguien que no nos es ajena, que forma parte de nuestra cotidianeidad, tanto que hasta se pasea por la alameda toda emperijoyada".


Venimos de la tierra, y a la tierra regresamos...La madre tierra reclama lo que es de ella, surgimos de un baño de tierra y vapor, tenemos que regresar y volver a surgir. ¿Qué sería más hermoso que con nuestra muerte dar vida?. Somos un ciclo de interminables apariciones. En particular la última foto es para mi, el cómo podría ser que uno de nuestros difuntos estuviera viendo, quizás, su propia tumba...
Texto y Fotos: Lila Sarai