La Ciudad de los Dioses.

La última ocasión que viajé a Teotihuacan fue, según recuerdo, a los 12 años. Y son 12 años después que regreso a este lugar, así, cámara en mano, busco encontrar algo que me de una nueva impresión de esa vieja visita a la que ya habían antecedido otras y que habían provocado tedio en el disfrute de esta antigua ciudad de los Dioses.

Todo está muy cambiado, ya te cobran por permitirte usar tu videocámara. La privatización de espacios se ha hecho presente. La conseción de los espacios comerciales disfrazados de ‘regularización’. El formarse para ascender a la imponente Pirámide del Sol para tratar de regular el flujo de ‘escaladores’ y así aminorar (extrañamente) el daño a la construcción.

Y así, buscando encontrar el esplendor de lo que para muchos ya nos significaba ‘lo mismo’ o el lugar al que te mandaban a hacer tarea por lo cercano a la ciudad, es que me encuentro con una persona que trabaja en la zona. Lo bueno de platicar con la gente es que precisamente esa gente te da otra visión distinta a la tuya.

En esta ocasión, el trabajador me abrió las puertas a una zona que está en investigación. ¡Mágico! Encontré lo que buscaba. Así, me interné en una parte de Teotihuacan nuevo, desconocido, dispuesto a ser visto.
En la imagen anterior, la frontera que pude cruzar.

La construcción es más baja que la mayoría, es como una secuencia de habitaciones con entradas conectadas por pequeños pasillos. El lugar se siente muy fresco en contraste con el exterior tremendamente caluroso.


En la parte izquierda del lugar hay un nacimiento de escaleras, mismas que están por aclarar si conducían a alguna construcción hacia arriba. En los costados de las escaleras hay algunas pinturas, mismas que están tratando de reconstruir para conocerlas ya que se encuentran muy desgastadas por el tiempo y las malas condiciones de las piezas.

En las paredes de una de las salas que ya dan hacia el exterior hay este tipo de formaciones en forma de anillos que sobresalen de las paredes, todavía se desconoce la función que éstas tenían.

Estas escaleras intrigan un poco a los investigadores ya que se encuentra en medio de la construcción, como una especie de pirámide pequeña dentro de ésta por lo que continuarán tratando de descubrir alrededor de la misma para llegar a la raíz de estas escaleras.

Del lado derecho del lugar, muy cercano a la entrada, se encuentra esta especie de pozo de gran profundidad que posiblemente era utilizado como proveedor de agua.

Aquí una parte de la sala que están estudiando, la cual han cubierto para evitar que los cambios climáticos afecten más estas áreas. De igual forma, colocaron caminos para no pisar el suelo original y maltratarlo.

Aquí uno de los excavadores que me permitió acceder a esta zona. Mi eterno agradecimiento.

Ese nuevo lugar, no descubierto pues ha estado ahí durante años, pero sí en espera a ser visto, se reveló y mostró otro lado del lugar. Es así, que sin ser algo cercano a la magnificencia, este lugar abrió las puertas a sus detalles, al sentirse apartado del tedio mercantil de la zona, de la abrumadora gente que viene con ansias de llevarse Teotihuacan en sus souvernirs, de ver cómo la gente allana sin importar su maltrato por llevarse la foto del recuerdo en el lugar más arriesgado.
Mi respeto para esta tierra como para todo el mundo y un pequeño homenaje al tedio de la tierra conocida, que, pese a que se dice que este es el lugar donde los hombres se vuelven dioses, son los dioses los que se revelan ante nosotros, los hombres.