Dios descansa y no es Dios, ni hombre, ni planta: no es nada y a nadie le importa saber su nombre, es sólo el vacío el que llena los espacios donde no hay nada...
Las semillas nuevas que nacen de nadie son la esencia: el principio y el fin. El poder total no es poder, es un constante fluir, un infinito espacio vacío, un espejo reflejado en mil espejos que no reflejan nada porque el todo es la nada y la nada es el todo... espejos vacíos, como el alma del que nunca ha sentido el corazón al borde del estallido, ese amor que llena los espacios vacíos.
Apenas comienza la mañana, la calle silenciosa me acompaña. Sin autos, sin autobuses, sin el típico bullicio impregnado de smog. Hay paz, finalmente hay paz. Pero curiosamente me roba el sueño. Será la ausencia, la soledad, un desvelo que lleva nombre: el vacío y su esencia de ausencia...
(de, por, para, Iván...de nuestras pláticas de Fe...)